23 nov 2017 Publicado en: Actualidad
Cada vez más mujeres postergan la maternidad “hasta último momento” LEER MAS

El primer hijo y también el deseo de convertirse en madre llegan cada vez más tarde. Terminar una carrera, escalar en el plano laboral y las dificultades para mantener una relación de pareja estable figuran entre las principales causas de este fenómeno.

Mientras que décadas atrás la mayoría de las mujeres aspiraba al casamiento y a los hijos para sentirse realizadas, ahora las prioridades cambiaron y otros factores pesan al momento de tomar la decisión: posibles limitaciones en el plano laboral, los gastos y el insumo de tiempo que suponen los niños son algunas razones por las que muchas deciden postergar “hasta último momento” la maternidad.

Según el Registro Provincial de las Personas, 9.749 mujeres tuvieron hijos después de los 40 años en 2014, un 5% más que en 2013. “Estos números seguirán en alza. Cada vez habrán más primerizas de 40 años porque se corresponde con cambios sociológicos: la mujer comienza la búsqueda después de los 30”, dice Natalia Tarducci, coordinadora médica del Programa de Fertilización Asistida del ministerio de Salud de la Provincia.

“La realización ya no siempre pasa por la maternidad. Primero quieren viajar y concretar proyectos personales”

“Se va posponiendo cada vez más. Antes las mujeres buscaban un hijo entre los 20 y los 25. Ahora son frecuente las consultas por ese tema después de los 35. Y ya no sorprende que pacientes de 45 quieran ser madres y, la mayoría, primerizas”, dice Orlando Forestieri, coordinador de ginecología del Hospital Italiano y profesor de la facultad de ciencias médicas de la UNLP. El ginecólogo plantea que el fenómeno se da mayormente entre mujeres con perfil universitario.

Estudiar una carrera, insertarse y luego escalar en el ámbito laboral demanda dedicación y esfuerzo. Y muchas veces resulta dificil combinarlo con la maternidad. También la falta de una pareja estable y las características de la vida actual llevarían a la postergación del primer embarazo.

“La mujer salió al mercado laboral, entró en la universidad, generó su dinero e intereses propios. La realización ya no siempre pasa por la maternidad. Primero quieren viajar y concretar proyectos personales”, dice la psicóloga Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

La especialista plantea que las exigencias laborales sumado a otras características de la vida actual inducen a posponer “al máximo” la llegada del primer hijo: “Tengo pacientes que hacen cálculos de cuánto les saldría. Piensan si podrán cuidarlo o deberán contratar a alguien. La estructura tradicional de la familia cambió. No está eso de las abuelas siempre disponibles para cuidar al nieto porque muchas trabajan o hacen viajes. En ese sentido es más complejo que en otros tiempos”, dice, y agrega: “También suele pasar que cuando la situación económica permite pensar en un hijo no está la pareja, o a la inversa”.

El antropólogo Héctor Blas Lahitte plantea que la corrida en la edad reproductiva depende del sector de la población que se tome como muestra. Señala que principalmente se da en la clase media: “Las parejas actuales priorizan más las razones que las emociones. Ante la posibilidad de que la relación fracase las mujeres no quieren resignar su desarrollo laboral y buscan afianzarse en sus puestos. Prefieren garantizarse la independencia económica antes de tener hijos”.

En este sentido, algunas empresas invierten para que sus empleadas aplacen la maternidad: las compañías estadounidenses Facebook y Apple anunciaron estar dispuestas a pagar hasta 20.000 dólares a las mujeres que deseen congelar óvulos por motivos no médicos. La medida se dirige a aquellas que pretendan concentrarse en la carrera profesional.

Un portavoz de Facebook dijo al respecto: “Siempre estamos contemplando mejoras en nuestros seguros sanitarios que se ajusten a sus necesidades. Seguimos ampliando la cobertura para mujeres con la opción de maternidad extendida, con la preservación de óvulos y su almacenamiento”.

AVANCES TÉCNICOS PERMITEN EXTENDER LA MATERNIDAD

El ginecólogo Orlando Forestieri plantea que las nuevas tecnologías permiten que mujeres grandes puedan convertirse en madres a través de procedimientos asistidos. Las técnicas de fertilización y de congelamiento de óvulos son las utilizadas en estos casos, ya que los óvulos empiezan disminuir progresivamente a partir de los 35 años.

Según cifras oficiales, el 40% de las consultas para acceder a los tratamiento de fertilización asistida en la Provincia de Buenos Aires la realizaron mujeres mayores de 40 años que no estaban dispuestas a resignar el sueño de la maternidad.

Aunque el tema continúa siendo un tabú en algunos aspectos, algunas se animan a admitir que recurren a los nuevos procedimientos. En abril de este año, la actriz Eugenia Tobal (39) confesó públicamente que en 2012 congeló sus óvulos. “Yo creo que nací para ser mamá. Hay algo que está ahí, que está latente. Ahora se potencia porque llega una edad en la que te corre el reloj... Lo hice porque me parece que es un seguro y una tranquilidad”, dijo en una entrevista.

“La vitrificación (congelamiento de óvulos) es una tendencia. Recibimos mujeres que consultan para congelar por motivos laborales o porque no tienen una pareja actual o porque se separaron y no tuvieron hijos. En general vienen a partir de los 35, pero ahora está tan difundido que vinieron a averiguar chicas de 33, que pensaban retrasar la maternidad”, dice Pía Zgrablich, especialista en fertilidad del centro de reproducción GESTAR.

El procedimiento consiste en el congelamiento de óvulos a partir de un enfriamiento muy rápido. La idea sería guardarlos para usarlos en otro momento: cuando se desee el embarazo. La técnica de la vitrificación comenzó a aplicarse en La Plata aproximadamente hace siete años.

El costo inicial para congelar supera los 20.000 pesos. A ese monto se le debe sumar unos 3.000 pesos al año para mantenimiento. Además de las mujeres que pretenden retrasar la maternidad, también recurren a esta técnica quienes deben someterse a una quimioterapia para preservar sus óvulos.

POLÉMICA POR EL LÍMITE DE EDAD

Frente a las posibilidades para extender la maternidad surgió un debate: ¿Hay que limitar la edad para someterse a tratamientos de fertilidad?

La polémica se desató con el caso de la alemana Annegret Raunigk, que a los 65 años, y con 13 hijos, tuvo cuatrillizos.

Las leyes argentinas (tanto la nacional como la provincial) no establecen límite de edad para someterse a tratamientos de fertilización asistida. “Lo que el médico debe evaluar es el riesgo-beneficio en cada caso. Las sociedades internacionales de medicina aconsejan la maternidad hasta los 50 años”, comenta Tarducci.

La especialista explica que a las mayores de 45 les recomiendan recurrir a óvulos donados por mujeres más jóvenes, ya que a diferencia del útero, que no tiene límites de edad, los óvulos se van deteriorando con el paso del tiempo.

“Aunque no existen límite legales nosotros aconsejamos no hacer tratamientos después de los 50 años”, coincide Pía Zgrablich.

Recientemente la justicia argentina ordenó a una prepaga a cubrir tratamientos de fertilidad a una paciente de 46 años, que actualmente no tiene pareja.

“El tema del límite de edad para someterse a los tratamientos de fertilidad es bastante espinoso porque lo establece la bioética: sería pensar en las dificultades que puede suponer que una mujer de 60 tenga un hijo púber”, opina el ginecólogo Forestieri, y sostiene que el debate surge de la evaluación de esos aspectos vinculares y no tanto desde el punto de vista médico, aunque aclara que a mayor edad pueden aumentar los riesgos.

La psicóloga Guraieb sostiene que a medida que pasan los años muchos experimentan un proceso de desgaste que puede traducirse en pérdida de paciencia. Sin embargo, plantea que no se puede generalizar porque algunas personas cuentan con mayor tolerancia que otras. “Eso dependerá del vínculo madre-hijo y de las personalidades de cada uno”, dice.

“Una ventaja de las madres grandes es que por lo general se las ve más serenas. El hijo no vino a interrumpir nada, sino a enriquecer la vida. Porque ellas ya han hecho un recorrido. En cambio, las más jovencitas, algunas veces, se ven obligadas a dejar el trabajo o la facultad y cuando pasan los años aparece como un lamento de lo que no hicieron”.

El antropólogo Lahitte sostiene que la postergación de la maternidad hasta “último momento” puede entenderse como consecuencia de los valores que se fomentan en la sociedad actual: “La comunidad va modelando nuestros pensamientos y los sentimientos se ven alterados según estos cambios. Aceptamos la propuesta de desarrollarnos personal y profesionalmente. Ya no alcanza con tener un título sino que hay que ser muy bueno en la profesión. Y en esa forma de hacer también nos vamos haciendo, y algunas cuestiones, como la maternidad, se van posponiendo”.

Fernanda Baliña está por cumplir 43 años y tiene una beba de seis meses. A su marido, Juan Manuel (40), lo conoció en la facultad de veterinaria cuando tenía 36 años. “Antes de tener hijos queríamos recibirnos e insertarnos en el mercado laboral. Después de que cumplí 38 empezamos a buscar pero ya no pudimos”, cuenta la mamá. El año pasado Fernanda comenzó un tratamiento de fertilidad y quedó embarazada de Ángela. “Aunque también me hubiera gustado a los 38, siento que llegó en un momento justo. Los dos ya estamos acomodados en lo laboral”, dice la mamá.

Lusiana Reynald O’Connor (39) -con ‘s’ aunque se vea extraño- tiene unos mellizos (Tobías y Valentín) de cuatro meses. Cuenta que viene de una familia de madres jóvenes y que a los 23 empezó a buscar un embarazo, pero lo logró recién ahora, con la ayuda de tratamientos de fertilización. “Al principio sentía que ya estaba grande. Pero cuando voy al pediatra me encuentro con primerizas de mi misma edad. Ahora muchas chicas retrasan la maternidad por cuestiones económicas. Yo me siento tranquila. Con mi marido podemos dedicarnos a los chicos sin sentir que dejamos otras cosas de lado”, cuanta la mamá.  

Edith Bogado (41) tuvo a Santiago, su primer hijo, a los 38 y a los 41 buscó el segundo. No necesitó tratamiento para embarazarse de Benjamín, que ahora tiene 5 meses. “Mi marido siempre quiso un hijo, pero yo primero quería recibirme, después trabajar, después la casa... y así iba postergando la maternidad. Me gustó tanto que ahora pienso que de haber comenzado antes podría haber tenido más. En ese sentido puede decirse que me arrepiento, pero igual siento que este es un buen momento para la maternidad”.

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